domingo, 3 de noviembre de 2013

En la frondosidad de la selva

Tener los ojos abiertos para poder disfrutar del despertar diario de todas las formas de vida de la naturaleza es una suerte inmensa. A medida que el sol va queriendo más espacio, los pájaros son los primeros en revelar el nuevo día. 

Aves tan variopintas y coloridas como he visto nunca, vuelan y cantan incansables. Luego aparecen los insectos. Mariposas, abejas y libélulas nos inspeccionan al detalle para tratar de identificar esos cuerpos no frecuentes en la densa selva. Por supuesto, entre ellos, se encuentran nuestros compañeros los mosquitos, que si me descuido me acordaré de ellos durante varios días. 

Al caminar entre la densa hierba, nos abrimos paso entre gran cantidad de libélulas, mariposas y saltamontes. Las libélulas vuelan acordes a nuestros pasos pudiendo observar con detalle los vaivenes constantes y melódicos de sus alas. Los saltamontes, tan variados en formas y colores, saltan con ímpetu entre nuestros pies alcanzando siempre las primeras posiciones de la marcha.