sábado, 18 de octubre de 2014

¡Qué diferente es Dakar!


En la costa de Dakar
Debido a los trámites en los que me encuentro inmersa y que pronto os contaré, llevo en Dakar casi una semana y aún me quedan unos cuantos días más… Es conocido por todos mi poco cariño hacia esta ciudad, por lo que mi larga estancia no es por placer sino por la ausencia de una correcta y eficiente burocracia. 

Desde prácticamente las nueve de la mañana hasta pasadas las cinco de la tarde el ardiente calor se apodera de las calles. Generalmente, las duchas se posponen hasta el final de la tarde. Ducharse durante el día es bastante ilógico, ya que en el mismo instante que el agua deje de rozarte la piel, el sudor aflorará de nuevo sin problemas. 

En Dakar no existen las fresquitas casas de adobe y paja presentes en la Reserva. El cemento y los techos de metal han cogido la delantera. Cada vez que me desplazo a la capital, mis amigos de Segou me acogen como una más. ¡Y es que también hay gente de Segou en Dakar!

lunes, 13 de octubre de 2014

Tardíos y enérgicos rayos

En cuanto el cielo suena y el viento llega a nosotros, rápidamente sacamos el chubasquero, los pantalones impermeables y las dobles protecciones para las mochilas. Una vez protegidos contra el agua, disfrutamos de nuestro trabajo bajo las nuevas condiciones. Es un placer estar sentada, escuchar la lluvia tropezando sobre ti y a la vez sentirte seca pudiendo así observar con tranquilidad lo que sucede a tu alrededor y hacer atención a las diferentes respuestas de la fauna respecto a la tormenta. 

La zona de la reserva ¡es una de las zonas de mayor actividad eléctrica de toda África! Por ello si la tormenta viene acompañada de rayos en seguida nos dirigimos camino a casa. Es fácil ver en la zona alta de las vertientes, zonas quemadas a consecuencia de éstos. Este año, los truenos y sobre todo los rayos no se han hecho notar hasta este mes de Septiembre…y la verdad que ¡pueden llegar a asustar! La luz blanca que reflejan es como un enorme flash deslumbrante tan potente que te hace cerrar los ojos instantáneamente y tu respiración se detiene seguidamente durante unos pocos segundos. El cielo tan oscuro durante esas noches torna a blanco cuando la actividad eléctrica comienza. Los truenos se hacen presentes mucho tiempo antes pero el espectáculo luminoso se hace esperar algo más. Los pocos aparatos eléctricos existentes en el pueblo de Segou, sobretodo teléfonos móviles, se apagan inmediatamente a la espera del final de la tormenta.