martes, 28 de mayo de 2013

¿Es tan fácil como lo pinto?

Serpiente (no peligrosa) visualizada en una salida de campo
Durante todo este tiempo, siempre he hablado desde el positivismo que creo me caracteriza, pero he obviado algunos impedimentos del día a día que ya es hora de contar. 

Al pisar tierras africanas, el primer impedimento fue el cambio drástico de temperatura y humedad. Llegué en plena época seca y mi cuerpo, acostumbrado al frío de mi tierra burgalesa, tuvo que asimilar de repente este diferente y repentino calor. Las temperaturas esta época seca han llegado a sobrepasar los 55ºC. Para que os hagáis una pequeña idea, una camiseta mojada tardaba en secarse unos dos o tres minutos. Simplemente, mi cuerpo nunca se había encontrado en esa situación. La sudoración era continua. Literalmente.
He exudado agua por todas las partes de mi cuerpo. Se hacen bien visibles los poros abiertos de la piel. El único momento del día en el que no sudaba era el momento de la ducha. Tras sonar el despertador por la mañana, te despertabas en un charco de sudor, del que sólo podías liberarte si te cambiabas completamente de ropa. Los primeros meses dos o tres duchas al día estaban aseguradas (si no eran más), para intentar termorregular un poco el cuerpo. A día de hoy, y ya finalizando la época seca, estoy bastante acostumbrada y una ducha diaria (a veces 2) me son más que suficientes. 

Ya está entrando la época de lluvias, y será otra época de temperaturas y humedades completamente desconocidas para mí. En esta época, es común tener a diario una película blanca (moho) en la ropa, debido a la altísima humedad. Existe gran diferencia de secado de la ropa mojada respecto a la época seca, pudiendo un pantalón tardar en secarse hasta dos semanas. En esta época hay que tener mucho cuidado con elementos electrónicos, libros así como con la comida, pues ésta ya no durará de un día para otro ya que el moho aparecerá antes de que te des cuenta. Es habitual guardar todo en cajas bien cerradas, si puede ser forradas de plástico e inclusive meter pequeñas bolsitas que recojan la humedad. Mi cuerpo tendrá que volver a adaptarse a otro gran cambio de temperaturas y humedad. 

A parte de la temperatura, otro cambio claro fue la alimentación. El cuerpo empieza a digerir alimentos nuevos. Poca variedad de alimentos y en gran cantidad. Para este caso, las vitaminas diarias son bastante recomendables. Una vez que tu cuerpo se acostumbra, generas las energías normales a las que acostumbrabas, pero mucha gente no llega a acostumbrarse nunca. Es por eso que muchas veces , las maletas facturadas en el viaje de avión, puedan llegar a contener única y exclusivamente alimentos varios comprados en España. 

Por suerte, yo me acostumbré bastante rápido. La comida me gusta bastante. Pero sí existen determinados alimentos que echo en falta, entre los cuales están los zumos, el queso y el tomate frito. Asique ya os haréis una pequeña idea de que facturaré seguro la próxima vez ;) 

De forma esporádica, existen impedimentos ya algo más complicados. Me refiero a las infecciones intestinales. Desde que llegué he tenido ya cuatro de ellas. Tres han sido rápidas, con un ciclo de 24 horas pero la última fue algo lenta. Aquí, sin energía, es difícil franquear el día a día. Las infecciones intestinales pueden llegar a disminuir tus energías hasta límites sorprendentes aunque a veces "es peor el remedio que la enfermedad", ya que la medicación es bastante fuerte y disminuye aún más las pocas fuerzas que te quedan añadiendo náuseas y mareos durante los siete días de tratamiento. Cuando finalizas la medicación, siete días largos e interminables, no sabes si de repente has comido algo que te ha generado esa extraña fuerza...pero ¡no! ¡es tu energía habitual! Sólo que ya habías olvidado lo bien que transcurren los días con las pilas completamente recargadas ;) 

Menos complicado, pero también algo doloroso, pueden ser las picaduras y mordeduras de animales varios como escolopendras, moscas tsé-tsé, hormigas varias, mosquitos y escorpiones (éstos últimos aún no me han picado pero no los descarto ya que han sido ya varias las veces que he rozado el límite...), así como chinches y pequeños animales que generan urticarias de nuevo desconocidas para mi cuerpo y que pueden llegar a durar hasta varias semanas. El agua también puede generar reacciones algo extrañas en la piel, como es mi caso. Los antihistamínicos, a veces, son de necesaria utilización. Los cortes y heridas en los pies sobre todo, así como en las extremidades, sumados a alguna que otra caída por el bosque y la visualización de serpientes (que aumentará en la estación de lluvias) son otro tipo de dificultades algo más esporádicas. 

Por último, pero no menos importante, me referiré a nivel social. No se trata de ningún tipo de impedimento como los anteriores, pero genera en tu cuerpo otro tipo de malestar. Al desplazarte a las grandes ciudades o inclusive a otros pueblos chiquititos donde no te conocen y donde están más que acostumbrados a la presencia de turistas, de vez en cuando llegan a ti niños demandando lo siguiente: ¡Tubab, donne moi une cadeau! que literalmente leído es... ¡blanco, dame un regalo! Es algo a lo que no creo que me acostumbre nunca. Sales de tu pueblo y de tu zona donde sientes que ya perteneces y escuchar eso te lleva de golpe a sentir que estás en tu primera semana de estancia aquí. Si esa frase me la dijeran frente a mi familia u otra gente de Ségou, su respuesta sería clara: ¡ella no es ninguna extranjera! ¡ella es de la familia! (como alguna que otra vez ya han dicho) pero tendré que acostumbrarme a seguir escuchando esa frase fuera de mi tan apreciado Sègou. 

Aún con todo ello, el disfrute nunca menguará ;) 

¡Hasta pronto!

1 comentario:

  1. Ánimo CAMPEONA! Con la ilusión y el esfuerzo que estás poniendo puedes con todo.
    Un beso y estira ;)

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