domingo, 25 de mayo de 2014

Cultura autoimpuesta sobre las metas individuales de las mujeres




Hawa y Ami

Estar encantada con mi vida aquí no significa que todo sea idílico. Nuestra educación occidental es absolutamente opuesta en muchos aspectos de la cultura senegalesa. Día a día nos preparamos para comprender, procesar y adaptarnos en la medida de lo posible a estas diferencias culturales existentes. Los niños son réplicas de sus padres. Las niñas lo son de sus madres. No me refiero al parecido físico que aquí es bastante claro; únicamente con mirarles sabes de quién son hermanos, hijos o padres. Me refiero al parecido exacto en cuanto a conductas y actividades diarias.
Desde hace mucho tiempo, se ha instruido a las mujeres a vivir, sentir y trabajar de una misma y única manera. Las mujeres africanas están “perfiladas” para ser buenas esposas y cuidadosas madres.
Nadie las ha preguntado antes qué es lo que quieren hacer durante su vida porque las reglas autoimpuestas de la cultura y la sociedad africana marcan siempre el camino a seguir. ¿Dónde está el lugar de aquellas niñas o mujeres que no quisieran
 casarse y tener hijos tan tempranamente para poder hacer de su vida algo diferente?

¿Pueden disfrutar y trabajar en base a sus propias metas y pasiones que únicamente las autoimpuestas? En general, no hay hueco para ellas. Y además, no suele existir en ellas la fuerza y el apoyo necesario para ir contra el parecer de su familia y de una población entera.

Realmente no son muchas las mujeres que quieren hacer de su vida algo diferente, pues la felicidad que la sociedad quiere para ellas finalmente será también la suya. Yo me pregunto muchas veces… ¿será una felicidad real? Aquellas mujeres que sí anhelen hacer de su vida algo diferente, tendrán un camino difícil por delante. ¿Qué alternativa tienen?

La cultura existente en Segou está bien arraigada desde mucho tiempo atrás. Solamente el hecho de no visualizar en su vida un esposo y numerosos hijos tempranamente cómo sus madres, abuelas o amigas las asusta. En general, una vez se casen, si el marido accede, éstas seguirán estudiando unos años pero siempre tendrán una última y definitiva etapa. En el momento que no puedan ocuparse de la alimentación, la casa y los hijos, al mismo tiempo que los estudios, el camino a abandonar estará claro.


En general, únicamente las mujeres ancianas serán escuchadas con conocimiento. La palabra del resto de mujeres no suele tomarse demasiado en cuenta en muchos aspectos. Al no haber podido ir al colegio, éstas tampoco tienen los medios suficientes para debatir ciertos temas. Simplemente, están en un círculo firmemente cerrado. Basta con salir unos kilómetros hasta Kedougu o  Dakar para ver cómo la sociedad ha avanzado un poco en este delicado aspecto. 

Los matrimonios suelen tener bastantes hijos. Los padres siempre anhelarán que el primer hijo sea un niño y las madres desearán que ésta sea una niña. Las funciones de los padres pasarán directamente a la de sus hijos hasta que éstos se casen y abandonen la casa familiar. Mientras tanto, gracias a los hijos, los padres podrán jubilarse de sus labores mucho antes. 

Desde muy pequeñitas, las niñas ayudarán a sus madres en la cocina, siendo éstas independientes para cocinar a la edad aproximada de trece años o incluso antes. Los niños saldrán a cortar leña desde la edad temprana de siete años y a conseguir el bambú para hacer los vallados o terrazas tradicionales a una edad aproximada de catorce años como máximo. Los padres trabajan por y para sus hijos durante sus primeros años. Toda su economía irá destinada a sustentar las necesidades básicas de todos sus hijos. Pasados los años, los padres esperan recompensa para ese esfuerzo.

Existen en mi familia dos hermanas, de dieciocho y diecinueve años, Hawa y Kadidia, pequeñas de edad pero ya grandes mujeres.Para mí, grandes amigas. Se encuentran solteras por diversos motivos y cada una es madre de una niña.
Angel y Kadidia

 Muchas noches vienen a casa a las nueve y media (ya mucha gente dormida), tras acabar sus quehaceres diarios, y estudian y repasan conmigo aquello que aprenden en clase.Son diferentes. Tienen retos y metas por conseguir. Saben decir ¡NO! y no agachan la cabeza. Saben lo que quieren y necesitan, tanto para ellas como para sus hijas. Tienen la personalidad necesaria para poder cambiar el rumbo establecido por su fuerte y enraizada sociedad. No lo tienen fácil, pero mi apoyo lo tendrán siempre.

Hasta pronto!

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