lunes, 9 de junio de 2014

¡Ninguna acción humana debiera impedir crecer académicamente a nadie!

Hyibbe en el baile tradicional de la fiesta de fin de año del colegio. 
No es fácil que un estudiante consiga llegar a la universidad. Aquellos que consiguen ser aceptados en la Universidad de Dakar o Sant Louis no significa que tengan todo resuelto. Tendrán bastantes impedimentos en su día a día que hará que muchos desistan de su sueño de prosperar dentro de una Universidad. En este caso la causa no será motivacional, pues para llegar a pisar una Universidad han tenido que tener mucha energía y estimulación. A parte de la importante cuestión económica, hay otros muchos aspectos injustos que no ayudarán al progreso de estos chicos y hoy os describiré unos pocos. Los sacaré a la luz en su nombre. 

La sociedad senegalesa está avanzando y sus universidades se están desarrollando poco a poco, pero la ausencia de un completo desarrollo no significa la existencia de injusticias por parte de éstas. 


Las condiciones de las universidades senegalesas se alejan de ser óptimas en muchos aspectos. De vez en cuando, las propias noticias del país describen a sus jóvenes estudiantes universitarios de brutos y radicales. Creo que estos chicos tienen razones por las que protestar. Desconozco las maneras in situ en las que éstos resuelven los conflictos, pero se de unos cuantos estudiantes que evitan discutir u oponerse pues se sienten inferiores y sin nada que hacer contra las administraciones y la metodología gubernamental dentro de la educación universitaria. 

Para empezar, el número de alumnos admitidos en las universidades (en número de 6.000) es excesivo y sobrepasa con mucho las plazas ubicadas en cada clase y por tanto, la superficie de la propia universidad. Los alumnos deberán llegar a clase al menos 45 minutos antes del comienzo de las clases (¡45 minutos! lo que implica levantarse a las 5 de la mañana pues bastantes chicos tienen una hora mínimo en desplazamientos).Los alumnos que no lleguen con mucha antelación antes del inicio de la clase, escucharán al profesor de pie desde la puerta. Aquellos que ni siquiera puedan llegar a ver ni escuchar al profesor, grabarán las clases con el móvil para luego poder oir en casa la lección explicada en las aulas. 

Debido a la superabundancia de alumnos, ninguno de ellos tendrá la atención y la ayuda necesaria para progresar en sus estudios universitarios. Los profesores están asignados tanto a las universidades senegalesas como a otras universidades exteriores fuera del país, lo que significa que cuando éstos viajen para dar clases o conferencias fuera de Senegal, sus estudiantes no tendrán un sustituto que recupere dichas clases. Igualmente existen unos cuantos días que los profesores no aparecerán por clase, sin motivo justificado, retrasando así los conocimientos de su asignatura. 

Una vez finalizados los exámenes, algunos profesores se niegan a hacer revisiones, un derecho fundamental de cada alumno matriculado en dicha asignatura. Otros, aprueban a sus alumnos si éstos compran sus libros. Hay chicos que observan como alguno de sus compañeros que apenas han tocado un libro avanzan cada año a clases superiores pues quizás tengan una ayuda significativa dentro de las “manos dirigentes”. Otros observan como asientos vacíos en los exámenes finales luego tienen asignados nombres y aprobados. 

Además, existen graves errores no humanos. De vez en cuando, los ordenadores pueden poner dos nombres diferentes a un mismo estudiante dividiendo así sus notas e impidiendo que éste pueda llegar a la media requerida. 

Y junto a todo ello, el tema injusto y constante, de la escasez económica que inunda este país. La vida en Dakar no se parece, ni un poco, a la vida en el pueblo de Segou. En Dakar pagarán cada día por comer y dormir, algo impensable en sus pueblos natales. Además de eso, tendrán que pagar el transporte, los materiales con los que trabajar, imprimir las lecciones de cada asignatura y tener algo de dinero para necesidades personas como medicamentos o llamadas de teléfono. Añadiendo una cosa más, los alumnos requieren del manejo del ordenador para consultar conocimientos y preparar trabajos en la universidad, pero nunca antes de llegar allí han podido tocar un ordenador... ¿Nos hemos saltado algún paso? 

Los jóvenes estudiantes senegaleses se incomodan por las injusticias y un altísimo porcentaje se rendirá en su intento de avanzar, abandonando sus estudios en los primeros años de la universidad. Una vez fuera de la Universidad, se inclinarán por ser militares o lo intentarán en diferentes concursos para poder ser profesores. Por razones como éstas, aquellas familias con recursos económicos, enviarán directamente a sus hijos fuera de Senegal para estudiar una carrera universitaria. 

Espero que año tras año las injusticias y contrariedades disminuyan y únicamente, con el paso del tiempo, quede el reflejo de la falta de organización de los primeros años. La universidad del país está creciendo; esperemos que poco a poco, también,  los estudiantes puedan crecer y avanzar también dentro de ella. 

¡Hasta pronto!



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