miércoles, 15 de enero de 2014

El ciclo empieza de nuevo

Ayudando en el proceso del Kaare
El calor ya llega intenso y fuerte durante el día. Ni una sola gota de agua ha caído desde Octubre. La población ha recogido y acumulado todo lo cultivado para esta época sofocante que llega poco a poco. Hacen un recuento aproximado de los alimentos dando cuenta si serán suficientes o si por el contrario (y de forma general) necesitarán comprar más adelante para abastecer durante estos meses a toda la familia. 

Ya comienzan a pelar cacahuetes con más asiduidad. Casi todos los días pelamos los cacahuetes durante una hora después de la comida mientras bebemos té y contamos historias. Ya se han golpeado todas las mazorcas de maíz secas acumuladas bajo el sol durante semanas para guardar finalmente los granos en sacos. Asimismo, se empieza a comer el delicioso fonio alguna vez por semana. El algodón ya ha sido vendido y ahora toca abonar el dinero correspondiente a aquellos que en su día prestaron ayuda para preparar el terreno mediante abonos o herbicidas. Es ahora cuando llega el problema entre la población, ya que aquellas personas que sus cultivos no hayan progresado este año tendrán que pagar igualmente siendo sino su parte abonada mediante el dinero de los demás agricultores de Sègou.
 

Granos de maíz para los cuatro meses siguientes
Las mujeres han empezado a preparar el aceite de karité. Durante los meses siguientes tendrán otra actividad más para ganar un dinero extra. Todas las tardes trituran el fruto llamado Kaare manualmente y tras varios días procesándolo, finalmente lo llevan hasta los pueblos de Yamoussa o Thiabé Kaare, situados a 3 ó 5 Km de Sègou respectivamente, para obtener el aceite gracias a una máquina especial. 

Los niños y adolescentes se desplazan por las tardes después del colegio y las mañanas de los fines de semana al campo para recoger paja. Grandes fardos pesados de paja que llevarán en la cabeza hasta sus casas para utilizarlos cuando llegue la época de reparar los tejados de las casas familiares. El tamaño de los fardos será proporcional al tamaño de cada niño. Cada uno sabe aquello que puede sostener y desplazar durante kilómetros, aunque algunos ya tienen aprendido cómo hacer para que los fardos parezcan más grandes de la cuenta :P Los niños también recogen, una vez por semana, madera muerta del campo para preparar los fuegos con los que las mujeres cocinan las comidas diarias. Ahora el fuego también nos sirve para coger calor durante las frías noches, mientras rodeamos las llamas sentados a unos centímetros de distancia. 

Los hombres ya empiezan a salir al campo en busca de bambú para construir y reparar aquello estropeado o destruido. La madera y el bambú dan soporte a los asientos, las camas, los tejados o las terrazas familiares. Debido a las lluvias anuales y la superpoblación de termitas, el bambú tiene una duración aproximada de un par de años como máximo y la madera puede aguantar hasta cuatro años. 

Todo el proceso de la vida diaria de la población local divisado el mes que llegué por primera vez a Sègou, empieza de nuevo. 

Nuestras mañanas de biomonitorización
Tras unos cuantos meses aquí, llega mi hora de descansar un poco para coger fuerzas y seguir trabajando en lo que creo y siento. El trabajo de campo es algo cansado. Requiere continua energía. Si tus fuerzas descienden, lo notarás en el primer paso que des; pero como siempre digo, la motivación es la energía básica que te hará subir y bajar montañas con mayor facilidad :) 

Finalmente el 20 de Febrero llegaré a España. Llegaré con muchas ganas y con algún que otro miedo al cambio. Me asusta un poco regresar tan apurada a la tan esperada boda del 22 de Febrero pero tengo un gran motivo para retrasar mi llegada que no puedo desvelar todavía. Próximamente :)  

La boda será un gran evento, repleto de personas alegres, llantos de emoción y vestidos de punta en blanco. Tendré que cambiar las chanclas y las botas de montaña por los tacones, los pantalones africanos por un (no deseado) vestido, la gorra y las trenzas por un peinado algo acorde a la situación y la crema de sol por algo de colorete :) 

Será un acontecimiento al que acudiré sin darme un tiempo de asimilación tras mi vuelta. Mi regreso a otro mundo completamente diferente. Los primeros días de aterrizaje mis ojos y mi cabeza no ven ni piensan en otra cosa que no sean todos esos sucesos "sin sentido" que inundan las calles y los comportamientos innatos de cada una de las personas con las que me cruzo por la calle. Mi cabeza no hará otra cosa que comparar y contextualizar. Irá de delante a detrás en milésimas de segundos. Mi mente y todos mis sentidos se desplazarán desde España hasta Senegal, muchas veces al día, casi sin darme cuenta. 

Los árboles, la arena y las casas de adobe se transforman en inmensos muros de cemento e hileras de coches. Sortear a la gente mientras caminas se convierte en el día a día. Al cabo de los días me daré cuenta también de aquellas cosas habituales que llevo mucho tiempo sin probar o experimentar. La necesidad de comida mediterránea se hará notar. Y poco a poco, se harán normales las comodidades y los lujos que hacen de España un país "desarrollado". 

Queda patente que mi vuelta a España es en gran medida por los reencuentros con mi familia y mi gente. Y aunque la vida dentro del bosque me apasione también necesito sentarme al lado de mi gente junto a una taza de té (té normal, no inundado de azúcar como el té senegalés :P), un zumo o una cerveza fresquita. Hablar durante largos momentos y disfrutar de ellos. Contar nuestras vivencias y emociones. Compartir instantes. También las montañas y los montes de España tienen un peso significativo. Varias excursiones a la zona estarán aseguradas. 

Y por supuesto, ¡cambiar el único, soso y tan habitual choque de manos por unos cuantos besos y abrazos! 

¡Hasta pronto!

1 comentario: